Estamos plenamente sumergidos en el mes de octubre, mes que la iglesia dedica al Santo Rosario, especialmente el día 7, con la solemnidad de la Virgen María de dicha advocación. También es el mes de las misiones, inaugurado el día 1 con la celebración de la onomástica de Santa Teresa del Niño Jesús, su patrona junto con San Francisco Javier. Son dedicaciones que instaura la Iglesia para ponernos en marcha y motivar nuestro espíritu en la búsqueda de un encuentro más cercano con Jesús a través de la oración e impulsar nuestra alma a favor de la propagación de la fe.
Dedicaciones que instaura la Iglesia para ponernos en marcha y motivar nuestro espíritu.
Y es ahora cuando nuestro papa actual ha aprovechado este mes de octubre de 2019 convocando el Mes Misionero Extraordinario para conmemorar el centenario de la carta apostólica Maximum Illud del Papa Benedicto XV bajo el lema: “Bautizados y enviados: La Iglesia de Cristo en misión en el mundo.” Con este documento pontificio Francisco ha querido reactivar nuestra conciencia misionera, pues en él se habló por primera vez de una nueva forma de hacer unas misiones católicas libres de colonialismo, respetando las culturas autóctonas, tema que viene muy bien enlazado con el Sínodo para la región Panamazónica tan presente estos días.
Para vivir con más intensidad el camino de preparación y realización de este Mes Misionero Extraordinario, el Santo Padre nos señala cuatro dimensiones:
1. El encuentro personal con Jesucristo vivo en su Iglesia, a través de la Eucaristía, la Palabra de Dios, la oración personal y comunitaria. Pero sin hacer una fe solo de sacristía, abramos las puertas de nuestra iglesia a todas las culturas y pueblos, direccionados a la comunión universal de la fe en un auténtico “Pentecostés renovado”.
2. El testimonio: los santos, los mártires de la misión y los confesores de la fe, expresión de las Iglesias esparcidas por todo el mundo. Incluso nosotros en nuestro día a día podemos ser testigos de Jesús, con misericordia y sacrificio cultivando alegría en nosotros y en los demás, con finalidad de conversión de otras personas.
3. La formación misionera: escritura, catequesis, espiritualidad y teología. Se sigue llamando siempre a quien quiera dar un paso más dentro de esta pastoral de la Iglesia en la que siempre se necesitan personas dispuestas a dejar su propia casa, familia, patria y lengua con el objetivo de convertir, bautizar y ofrecer la salvación cristiana en el respeto de la libertad personal de cada uno dentro de los pueblos a los que son enviados.
4. La caridad misionera. Está claro que todo bautizado o bautizada en sí es una misión, pues “quien ama se pone en movimiento, sale de sí mismo, es atraído y atrae, se da al otro y teje relaciones que generan vida” (Papa Francisco). Así nos lo indica la parábola de los talentos (Mt 25, 14-30), donde el Señor nos invita a no guardar nuestra fe y talentos como un bien preciado que Él mismo nos ha regalado, sino a hacerlos fructificar, pues para poseer la vida hay entregarla.
Cuatro puntos con los que queremos estar conectados, no solo en días misioneros como estos, si no durante todo el año. Este deseo nos ha llevado, en nuestro ámbito, a intentar aportar un pequeño granito de arena ayudando a quien lo necesita colaborando con Mamás en Acción que, como sabéis, es una comunidad de personas que acompañan y dan cariño a los niños que no tienen padres o no pueden vivir con ellos y que están solos en momentos en los cuales no deberían estarlo. En su actividad luchan mucho para conseguir que no haya ni un niño solo y, solo durante este mes de octubre, os hacemos partícipes de esta misión a todos los que adquirís una Virgen de El Kerigma a través de nuestra tienda online. Esto será posible ya que el 10% de las ventas irán destinadas a esta labor tan necesaria con los niños. No vivamos pasivamente la vida, ¡ayúdanos a ayudar!