Suponemos que a estas alturas de la semana ya habréis echado un vistazo a nuestras redes sociales como fieles seguidores nuestros que sois, y estaréis enterados de lo que pasó el pasado sábado 30 de junio, festividad del Inmaculado Corazón de María. Efectivamente, ¡El Kerigma estuvo en Madrid! El motivo fue la presentación del nuevo colgante de nuestra Virgen con cordón 100% algodón en seis colores diferentes: rosa, rojo, azul, verde, marrón y negro. Una apuesta más fresca con el objetivo de llevar a María hacia un público más juvenil e incluso masculino manteniendo siempre nuestra esencia: la línea de oro, plata y plata rosa.
Llevar a María hacia un público más juvenil e incluso masculino manteniendo siempre nuestra esencia: la línea de oro, plata y plata rosa.
Pero lo que de verdad ansiamos es poder transmitiros esta experiencia súper-positiva vivida por todo el equipo en la capital española, en la que María Virgen, sin duda, ha sido nuestro eje central en todo momento. Y en forma de alabanza remarcamos estas palabras porque, los acontecimientos que sucedieron a lo largo de la jornada, hicieron que este viaje se convirtiera en un verdadero instrumento de la Divina Providencia.
Los 42ºC que hacían desde buena mañana no nos quitaron las ganas de disfrutar este día tan esperado, así que nos dirigimos al lugar del evento, la galería de arte @emotionartgallery, donde Cristina, su dueña, nos acogió con total familiaridad y generosidad. Con todo ya organizado, empezaron a llegar nuestros primeros invitados e invitadas que, aunque ya conocían el producto, se manifestaban expectantes ante el acontecimiento que les aguardaba. Su simpatía y naturalidad llenaron la mañana de divertidos momentos, y fue por esto, aunque suene contradictorio, por lo que nos dio la sensación de que eran ellos los que nos acogían a nosotros en su propia ciudad.
En este ambiente tan agradable y familiar, empezamos la presentación, en la que El Kerigma acentuó su carácter de empresa de joyería y expuso claramente las intenciones de este joven proyecto mariano de defender la importancia de los signos, pues a través de ellos nos mostramos cristianos ante el mundo las 24 horas. Seguidamente dimos paso a un delicioso brunch a cargo de @platoaplatocatering durante el cual, pudimos gozar de un intercambio de impresiones muy enriquecedor. Todos los presentes se mostraron desde el primer momento muy receptivos ante nuestro propósito y su esmerada colaboración a la hora de difundir en las redes sociales de manera altruista, es un hecho que agradecemos inmensamente desde lo más profundo de nuestro corazón. Un verdadero placer habernos podido conocer en persona, estamos encantados.
Defender la importancia de los signos, pues a través de ellos nos mostramos cristianos ante el mundo las 24 horas.
Cansados pero contentos, solo nos quedaba recoger y volver a nuestra querida Valencia, pero nuestra Madre Celestial nos tenía preparado el remate final. Resulta que se pusieron en contacto con nuestros amigos @elmundowndematias, ni más ni menos que…¡¡@losangelesdekenia!! Pero ¡qué regalazo poder escuchar en primera persona este aleccionador testimonio sobre su providencial obra de caridad en Kenia! Paty y María han dejado patente que la juventud nunca ha sido un impedimento para vivir la fe en toda regla y mucho menos para la total entrega al necesitado. Os animamos a que sigáis su preciosa labor en las plataformas Instagram y Facebook, aire fresco para nuestra iglesia actual.
El Espíritu Santo había estado presente desde el principio dándole sentido a cada minuto que transcurría.
A raíz de esto, fue cuando nos dimos cuenta que no éramos nosotros los que en realidad habíamos organizado esta aventura, sino que, de forma sutil, el Espíritu Santo había estado presente desde el principio dándole sentido a cada minuto que transcurría, un plan mucho mejor del que podríamos haber trazado e imaginado nosotros mismos. Solo tenemos palabras de agradecimiento para todas las personas que han asistido a este encuentro y participado, ya bien sea directa o indirectamente, en su realización. Pero, ante todo, bendigamos al Señor, porque sin Él no hubiera valido la pena ni recorrer el primer kilómetro.