Hoy, como cada jueves, es día de blog y hemos decidido dedicarlo a este último encuentro del pasado sábado 1 de junio para poder compartir lo vivido en el nacimiento de nuestro primer punto de venta en Valencia. Perdonad si se da un exceso de entusiasmo en algunas partes de nuestro artículo, pero es que lo hacemos con muchísimas ganas e ilusión, exactamente con las mismas con las que lo hemos preparado y luego disfrutado. Así queremos transmitíroslo:
Como sabéis, la tienda Concha López ha querido ser cómplice de este empeño nuestro en dar a conocer nuestra medalla de la Virgen, un lugar en el que poder descubrir en vivo y en directo toda la colección de El Kerigma. Contemplar sus materiales, colores, texturas y brillo ya no habrá que hacerlo necesariamente a través de una pantalla digital, al menos para nuestros seguidores de Valencia, por el momento. Por ello le estamos muy agradecidos a Francis (dueña del local) por abrirnos sus puertas a nosotros y a todos los amigos que quisieron acompañarnos ese día. Y decimos amigos, porque eso es lo que son. Algunos, de toda la vida, vinieron a apoyarnos como no podía ser menos; otros, buenos amigos que, aunque nos hayamos conocido recientemente, no dejaron escapar la ocasión de pasar un buen rato en este acogedor establecimiento. Tampoco pudo faltar alguna visita fugaz de los que, a pesar de disponer de poco tiempo, no abandonaron su intención de aparecer por allí y detenerse, aunque sólo fuera a saludar, sumado de los espontáneos y clientas residentes de la misma zona que se encontraron de sopetón con el festejo allí montado.
Contemplar sus materiales, colores, texturas y brillo ya no habrá que hacerlo necesariamente a través de una pantalla digital, al menos para nuestros seguidores de Valencia, por el momento.
Al principio predominaba un ambiente tranquilo que fue animándose gracias al cálido recibimiento y la grata compañía de los allí presentes, compuesta por un público muy familiar que ocupaba una franja de edad de lo más amplia. Más adelante, llegando al ecuador de la celebración, la gente demostró estar realmente a gusto. El engagement entre nuestros invitados aumentó considerablemente, motivado, en parte, por unos sabrosos dulces que junto con un buen champán hicieron de la cita una mañana deliciosa. La guinda del pastel la puso el sorteo, en el cual la curiosidad nos embargó a todos por saber quién se llevaría consigo la medalla de la Virgen de plata bañada en oro rosa con circonitas blancas. Entre risas y aplausos la mano inocente de una niña escogió por fin la papeleta con el nombre de la afortunada. Con este último y divertido acontecimiento concluyó el evento. Y es que está clarísimo que María estuvo presente entre nosotros pues todo salió a pedir de boca, mejor de lo planeado.
Se nos dibuja una sonrisa en la cara recordando estos momentos entrañables que ya forman parte de nuestra corta pero intensa historia como proyecto y que deseamos volver a vivir en una próxima ocasión junto a todos vosotros. Pero… ¿dónde esta vez? Que la Virgen María nos guíe, nosotros nos ponemos a su disposición.